Espacio Natural La Nava y Campos de Palencia
Un humedal recuperado en el corazón de Tierra de Campos
Ubicado en el suroeste de la provincia de Palencia, en plena comarca de Tierra de Campos, el Espacio Natural La Nava y Campos de Palencia abarca cerca de 57.000 hectáreas. Se trata de un territorio de relieve llano, caracterizado por extensas llanuras cerealistas y antiguos humedales endorreicos, entre los que destaca la Laguna de La Nava. Esta laguna, desecada a mediados del siglo XX, comenzó a ser recuperada en los años noventa en una iniciativa conjunta de la Junta de Castilla y León y la Fundación Global Nature.
Actualmente, unas 300 hectáreas son gestionadas de una forma en la que se imita el ciclo hidrológico natural de los humedales estacionales: con inundaciones en otoño e invierno y desecación durante los meses de verano. Este entorno recuperado incluye también los humedales de La Güera y El Hoyo. El conjunto constituye un espacio de gran interés ecológico, especialmente por su valor ornitológico, que lo convierte en uno de los enclaves de referencia para la observación de aves en Castilla y León.
Información de interés
La Casa del Parque es el principal punto de acogida para quienes desean conocer el Espacio Natural La Nava y Campos de Palencia. Situada en un entorno que evoca el carácter histórico de la Tierra de Campos, alberga la reconstrucción de una casa solariega del siglo XVII, permitiendo al visitante familiarizarse con los elementos tradicionales de la arquitectura local.
Este espacio combina divulgación científica con recursos interactivos que facilitan la comprensión del humedal. A través de paneles informativos, el visitante accede a la historia del antiguo “Mar de Campos” y al proceso de recuperación que dio lugar a la actual laguna. Además, un chapón de riego (depósito metálico de agua) permite entender de forma práctica el funcionamiento de la gestión hídrica del espacio.
Destaca el acceso en tiempo real a una cámara instalada en la laguna, que ofrece imágenes en directo del humedal y sus aves.
La Laguna de La Nava es el principal enclave ecológico del Espacio Natural. Situada en el corazón de la Tierra de Campos, constituye un humedal de carácter artificial que simula el comportamiento hidrológico de las lagunas esteparias naturales. Su recuperación, iniciada en los años 90 y finalizada en 2008, ha permitido la restauración de unas 420 hectáreas, aproximadamente una décima parte del histórico "Mar de Campos", uno de los humedales interiores más extensos de la península antes de su desecación en el siglo XX.
Actualmente, la laguna mantiene un ciclo de inundación estacional, con presencia de agua entre otoño y primavera y desecación progresiva durante el verano. Este régimen favorece la presencia de aves acuáticas y esteparias, consolidando su relevancia como área de reproducción, invernada y paso migratorio. Alberga especies de alto valor conservacionista como la avutarda (Otis tarda), el carricerín cejudo (Acrocephalus paludicola), el ansar común (Anser anser) o la garza imperial (Ardea purpurea), entre muchas otras.
La Laguna de Boada es uno de los humedales más relevantes de este enclave junto con la Laguna de La Nava. Su recuperación se llevó a cabo en el año 1998, devolviendo al entorno una zona húmeda de gran valor ecológico que actualmente abarca unas 60 hectáreas.
Esta laguna destaca como área de observación de aves acuáticas, con especial protagonismo de las anátidas, fácilmente visibles desde el observatorio ornitológico “Los Ánsares”. Este punto de observación, ubicado junto a la orilla de la laguna, permite una experiencia directa con la avifauna del lugar, aunque el acceso debe realizarse a pie desde la localidad de Boada de Campos.
En el propio núcleo urbano se encuentra la Casa Museo de Boada, rehabilitada en 2007 como centro de interpretación del entorno. Este espacio alberga exposiciones permanentes y una zona audiovisual con imágenes en tiempo real de la laguna, lo que facilita una comprensión más profunda de los valores ambientales de este enclave.
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Las aves del Parque Natural
La Nava es reconocida internacionalmente como un enclave ornitológico de primer orden. En este espacio se han registrado 248 especies de aves, lo que representa el 45% del total nacional. Entre las especies más destacadas están las aves esteparias como la avutarda (Otis tarda), el sisón (Tetrax tetrax), la ganga ortega (Pterocles orientalis), el alcaraván (Burhinus oedicnemus), el cernícalo primilla (Falco naumanni) y el aguilucho cenizo (Circus pygargus).
Durante el invierno, entre octubre y marzo, las lagunas como La Nava y Boada acogen decenas de miles de aves acuáticas, entre ellas el ansar común (Anser anser), ánade azulón (Anas platyrhynchos), silbón europeo (Anas penelope), ánade friso (Mareca strepera), cuchara común (Spatula clypeata) y cerceta común (Anas crecca).
En primavera y otoño se produce el paso migratorio de aves limícolas como chorlitos grises (Pluvialis squatarola), avefrías (Vanellus vanellus), correlimos comunes (Calidris alpina), agujas colipintas (Limosa lapponica) y archibebes comunes (Tringa totanus).
Durante el verano, aunque las lagunas se secan, aún se observan cigüeñas blancas (Ciconia ciconia), fochas comunes (Fulica atra), y aguiluchos laguneros (Circus aeruginosus).
El carricerín cejudo (Acrocephalus paludicola), paseriforme más amenazado de Europa, encuentra en este entorno uno de sus refugios clave, siendo eje del proyecto de conservación Life Paludicola.
Fauna
El espacio alberga más de 270 especies de vertebrados, entre las que destacan anfibios, mamíferos, peces y, especialmente, aves. La comarca presenta un relieve idóneo para el desarrollo de la fauna ligada tanto a los ecosistemas esteparios como a los humedales. Se pueden encontrar especies características como nutrias (Lutra lutra), zorros (Vulpes vulpes), topillos campesinos (Microtus arvalis), así como pequeños mamíferos asociados a los canales y zonas húmedas.
La presencia estacional de agua genera un entorno propicio para una rica cadena trófica que comienza con el fitoplancton y el zooplancton, elementos clave para el sustento de una alta diversidad de especies. Estos recursos hacen del entorno un lugar estratégico para el refugio de la migración, invernada y cría de múltiples especies de fauna silvestre.
