En el extremo sureste de la provincia de Burgos, dentro de la Sierra de la Demanda, se extiende el Parque Natural de las Lagunas Glaciares de Neila, un espacio protegido de alto valor ecológico y paisajístico que abarca 6.860 hectáreas. Este enclave montañoso destaca por la singularidad de sus formas geológicas de origen glaciar, testigos visibles de las antiguas glaciaciones que modelaron el territorio. El parque alberga un conjunto de lagunas de gran interés ecológico —como la Laguna Negra, la Laguna de la Cascada o la Laguna Larga. Las lagunas a pesar de no estar incluidas en el Inventario Español de Zonas Húmedas (IEZH), poseen un alto valor como humedales. Además, su paisaje, marcado por contrastes de color, texturas y relieves, representa una expresión viva de la alta montaña mediterránea. Así, en base a toda esta caracterización tan particular, la biodiversidad de Neila es muy singular, con presencia de especies vegetales y animales boreo-alpinas y orófilas, con adaptaciones muy particulares a sus ambientes de montaña, que encuentran aquí un refugio clave en el norte del sistema Ibérico.
Por todos estos valores, el espacio se encuentra protegido a nivel autonómico por la figura de Parque Natural y a nivel europeo por las ZEPA (Zona de Especial Protección de Aves) y LIC (Lugar de Importancia Comunitaria) ambas dentro de la Red Natura 2000 de áreas de conservación de la biodiversidad.
La iglesia románica de San Miguel de Neila, construida en el siglo XI, fue reconvertida en el año 2009 en la actual Casa del Parque, un singular espacio donde conviven historia y naturaleza. En su interior, los frescos antiguos comparten protagonismo con una exposición permanente dedicada a mostrar la riqueza natural del Parque Natural de las Lagunas Glaciares de Neila. Este centro de interpretación brinda al visitante una visión completa sobre la geología, la flora, la fauna y los procesos glaciares que modelaron este territorio único, facilitando una comprensión profunda del espacio antes de comenzar la visita.
Es también el lugar ideal para informarse sobre las rutas, miradores y zonas recreativas, ya que dispone de materiales divulgativos y personal especializado que ayuda a planificar la estancia. Esta Casa del Parque se ha convertido en un punto clave tanto para los visitantes como para el impulso del conocimiento y la conservación del entorno.
El Parque Natural cuenta con diversos enclaves especialmente habilitados para la observación del paisaje y el descanso del visitante. Destaca el Mirador de San Francisco, ubicado al pie de Peña Aguda, desde donde se puede contemplar una panorámica espectacular de los valles y formaciones glaciares. Además, repartidas por distintos puntos del parque, existen varias áreas recreativas acondicionadas para el ocio, ideales para hacer una pausa durante una excursión. Algunos de estos espacios se sitúan en las inmediaciones de las lagunas, proporcionando vistas únicas y entornos de tranquilidad.
También se han habilitado refugios de montaña abiertos que pueden ser de gran utilidad para senderistas en caso de inclemencias meteorológicas o como opción para pernoctar de forma ocasional. Entre estos refugios destacan los de “La Cerrada”, “El Dólar” y “La Tejera”, repartidos estratégicamente por el Parque. Estas instalaciones, además de aportar funcionalidad, enriquecen la experiencia del visitante en un entorno de alta montaña.
El senderismo es una de las mejores formas de explorar los paisajes del Parque Natural Lagunas Glaciares de Neila, un espacio que reúne biodiversidad y legado geológico. El Parque ofrece cinco rutas principales señalizadas: el Sendero de Las Nilsas, el Sendero del Piquillo, el Sendero del Collado, el Sendero de las Lagunas y el Paseo El Mosquil. Estas rutas atraviesan bosques, circos glaciares y lagunas, permitiendo al visitante descubrir enclaves emblemáticos a diferentes altitudes. Cada ruta ofrece un nivel de dificultad variable, adaptado tanto para caminantes ocasionales como para senderistas experimentados.
Para quienes buscan experiencias más exigentes, destacan itinerarios hacia zonas menos accesibles como el pico Cabeza Herrera o las lagunas Oruga y Muñalba, rincones que conservan un atractivo natural intacto. Toda la información sobre estas rutas se puede obtener en la Casa del Parque, donde se facilitan mapas, consejos prácticos y recomendaciones de seguridad para una experiencia completa y segura.
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El Parque Natural Lagunas Glaciares de Neila forma parte de la Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA) “Sierra de la Demanda”, lo que da una idea clara de su importancia ornitológica. Se han identificado 124 especies de aves, de las cuales 100 son nidificantes, lo que convierte al parque en un lugar clave para la conservación de aves de montaña y ecosistemas forestales.
Entre las especies más destacadas encontramos al búho real (Bubo bubo), una rapaz nocturna que habita en cortados rocosos y zonas boscosas tranquilas, y al majestuoso águila real (Aquila chrysaetos), uno de los grandes emblemas de la alta montaña. También es habitual la presencia del azor (Accipiter gentilis), ágil cazador de bosques frondosos, y del alimoche (Neophron percnopterus), ave carroñera que encuentra refugio en las zonas más escarpadas del parque.
Además, el parque acoge otras especies de gran interés como el bisbita alpino (Anthus spinoletta), el acentor alpino (Prunella collaris), el halcón abejero (Pernis apivorus), el milano real (Milvus milvus), el carbonero palustre (Poecile palustris), el verderón serrano (Carduelis citrinella), el piquituerto común (Loxia curvirostra), la becada o chocha perdiz (Scolopax rusticola) y la perdiz pardilla (Perdix perdix), típica de los pastizales de altura.
La combinación de lagunas, pastizales, cortados rocosos y bosques caducifolios crea un mosaico de hábitats que permite la coexistencia de aves especializadas en distintos ambientes, reforzando el valor ecológico de este espacio protegido como uno de los más importantes refugios para la avifauna de montaña del norte peninsular.
La complejidad del relieve y la diversidad vegetal del Parque Natural Lagunas Glaciares de Neila propician una amplia variedad de hábitats que albergan una rica comunidad faunística. Aunque el parque ocupa una superficie limitada, se han registrado más de 100 especies de aves, 54 especies de mamíferos, 13 de reptiles y una destacada representación de anfibios, todos ellos protegidos.
Entre los mamíferos más emblemáticos destacan el ciervo (Cervus elaphus), el topillo nival (Microtus nivalis), la musaraña enana (Sorex minutus), el desmán ibérico (Galemys pyrenaicus) y la nutria (Lutra lutra). Además, se han identificado unas 20 especies de murciélagos, como el murciélago ratonero grande (Myotis myotis).
El parque también alberga una única especie autóctona de pez, la trucha común (Salmo trutta fario), que habita las aguas puras del complejo lagunar.
Especial relevancia tienen los anfibios, que certifican la calidad de estos ecosistemas húmedos. Entre ellos sobresalen el tritón jaspeado (Triturus marmoratus), el tritón palmeado (Triturus helveticus), el sapo partero común (Alytes obstetricans), la ranita de San Antonio (Hyla arborea) y la rana común (Rana perezi).
Por su parte, los reptiles encuentran también su lugar en este entorno, con especies como la víbora áspid (Vipera aspis) y el lagarto verde (Lacerta bilineata), que completan este mosaico de biodiversidad de gran valor ecológico.
El Parque Natural Lagunas Glaciares de Neila ofrece una gran variedad botánica, resultado de la variada altitud, las diferentes condiciones climáticas y la diversidad de suelos. Desde los valles hasta las cimas, el paisaje vegetal se distribuye según la humedad, la sombra y la resistencia al frío.
El pino albar (Pinus sylvestris) es el gran protagonista del parque, cubriendo desde las zonas más bajas hasta cerca de las cumbres. Su aprovechamiento ha sido históricamente ordenado y sostenible. En las laderas umbrías, el haya (Fagus sylvatica) forma pequeños bosques, mientras que en cotas inferiores aparecen robles (Quercus pyrenaica), tejos (Taxus baccata), acebos (Ilex aquifolium), arces (Acer spp.) y matorrales adaptados a la sombra.
En las cotas más altas, dominan los matorrales y pastizales adaptados a condiciones extremas, donde sobreviven especies relictas de épocas glaciares.
El parque también alberga turberas, ecosistemas húmedos muy escasos en la Península, como la singular turbera flotante de la Laguna Larga, única en su tipo. Completan esta biodiversidad los pastizales de altura y la riqueza micológica, con especies como boletus (Boletus spp.) y perrechicos (Calocybe gambosa) que atraen cada vez más recolectores.
Desde Proyecto LIBERA ofrecemos distintos recursos a Parques Nacionales y Naturales con el objetivo de sensibilizar sobre el problema que supone el abandono de basura en la naturaleza y la prevención del mismo, como es el caso de este parque.
Entre otras medidas, formamos a los empleados de centros de interpretación ambiental y les proporcionamos diferentes materiales con los que ayudar a concienciar al público. También aportamos información sobre el proyecto a los trabajadores de Espacios Naturales y colocamos señalización en los parques de cada región.