Donde la naturaleza se encuentra con la leyenda
El Parque Natural de Urkiola se extiende por la parte más elevada de la Sierra de Aramotz, formando una imponente frontera natural entre los valles vizcaínos y alaveses. Este espacio protegido destaca por su relieve montañoso, donde peñas calizas, barrancos escarpados y cumbres de silueta afilada ofrecen un paisaje de gran fuerza visual y valor geológico. Las condiciones orográficas han convertido a Urkiola en un destino predilecto para senderistas y montañeros, siendo la cumbre de Anboto uno de sus principales atractivos, tanto por su altitud como por la carga simbólica y cultural que encierra.
Más allá del interés natural, Urkiola también posee una dimensión espiritual y popular. El santuario que da nombre al parque es uno de sus iconos, en el que su simbólica piedra atrae a visitantes por su peculiar tradición vinculada al amor y los buenos deseos. Este equilibrio entre naturaleza, leyenda y cultura hace de Urkiola un enclave único dentro de la red de espacios protegidos del País Vasco.
Ubicado en pleno corazón del Parque Natural de Urkiola, el santuario dedicado a los santos Antón Abad y Antonio de Padua es un referente espiritual y cultural de este espacio natural. Aunque sus orígenes se sitúan entre los siglos VIII y XI, el edificio actual es fruto de diversas transformaciones, siendo su estructura más reciente del siglo XX. De planta rectangular y con muros exteriores reforzados por contrafuertes, aún conserva una de las torres originales, testimonio de su evolución arquitectónica.
En su interior, destaca un mosaico singular compuesto por más de 850.000 piedras, obra que capta la atención de todos los visitantes. Frente al templo, una gran roca —considerada por muchos como un meteorito— es protagonista de una conocida tradición: quienes desean encontrar pareja deben rodearla tres veces.
El entorno del santuario, rodeado de hayedos, robledales y montes imponentes, incluye también las ermitas de Santa Apolonia y Santo Cristo, conectadas por un antiguo camino, que invitan a la contemplación y el paseo en plena naturaleza.
A tan solo unos metros del puerto de Urkiola y en la ladera que conduce al monte Saibigain, se encuentra Toki-Alai, el centro de acogida e interpretación del parque. Desde este enclave privilegiado, se disfruta de una amplia panorámica del paisaje, con el Santuario de Urkiola en primer plano y la imponente línea de cumbres que se extiende de Alluitz a Anboto.
Toki-Alai es un espacio dedicado a la información, la educación ambiental y la divulgación. Cuenta con una exposición permanente, en la que destaca un ejemplar disecado del último oso que habitó la zona hace siglo y medio. Además, desarrolla programas escolares durante el curso y ofrece actividades al público general los fines de semana, como avistamientos de aves, rutas guiadas o jornadas de micología.
Los visitantes pueden obtener información sobre distintas rutas con diferentes niveles de dificultad, que permiten explorar desde itinerarios familiares con leyendas locales hasta ascensiones al Anboto. En su entorno, se conservan estructuras tradicionales como las carboneras, así como árboles singulares en las inmediaciones del caserío Letona-Korta.
Entre las peñas de Astxiki y Alluitz se abre el desfiladero de Atxarte, un espectacular paso rocoso que forma parte del Parque Natural de Urkiola y cuyo nombre ya anuncia su singular topografía: “entre peñas”. Situado en el municipio de Abadiño, Atxarte es uno de los referentes de la escalada en el País Vasco, con más de 400 vías repartidas entre agujas, espolones y paredes verticales de caliza.
Este paraje, testigo del paso de los primeros pobladores que habitaron sus cuevas hace más de 25.000 años, sigue siendo hoy un lugar de encuentro, ahora para amantes de la escalada deportiva y clásica. Sectores emblemáticos como Usokobetagane, Saukukogane, Sorginkobetagane o Urrestei ofrecen opciones para todos los niveles, desde vías históricas como la Sur clásica de Urrestei hasta desafíos modernos como Perestroika o Eros y Thanatos.
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ecosistemas. En los roquedos, destacan especies rupícolas como el buitre leonado (Gyps fulvus), el halcón peregrino (Falco peregrinus), el alimoche (Neophron percnopterus) y el colirrojo tizón (Phoenicurus ochruros), además del ocasional treparriscos (Tichodroma muraria) en invierno.
En los bosques, dominados por hayedos y robledales, habitan aves forestales clave como el pito real (Picus viridis), el pico picapinos (Dendrocopos major), el trepador azul (Sitta europaea), el carbonero palustre (Poecile palustris) o el cárabo común (Strix aluco). Entre las rapaces diurnas, son frecuentes el gavilán (Accipiter nisus), el milano negro (Milvus migrans) y el abejero europeo (Pernis apivorus).
Los matorrales y pastizales acogen a especies como la tarabilla europea (Saxicola rubicola) o la collalba gris (Oenanthe oenanthe), mientras que en las zonas húmedas pueden observarse aves asociadas al agua como el mirlo acuático (Cinclus cinclus) y la lavandera cascadeña (Motacilla cinerea).
Estas aves no solo enriquecen la biodiversidad del parque, sino que también cumplen funciones ecológicas clave como la dispersión de semillas y el control de insectos.
La fauna del Parque Natural de Urkiola es tan diversa como los hábitats que lo conforman, por ello, vamos a distinguir cada uno.
En los roquedos, hábitat dominante del parque, encontramos reptiles resistentes como la lagartija roquera (Podarcis muralis), la lagartija ibérica (Podarcis hispanicus), la culebra lisa europea (Coronella austriaca) y la víbora de Seoane (Vipera seoanei).
Los bosques, que cubren más de la mitad del parque, ofrecen refugio a una rica fauna. Entre los mamíferos destacan el jabalí (Sus scrofa), el corzo (Capreolus capreolus), la marta (Martes martes), la jineta (Genetta genetta), el tejón (Meles meles), el zorro rojo (Vulpes vulpes), la ardilla roja (Sciurus vulgaris), el lirón gris (Glis glis) y el ratón de campo (Apodemus sylvaticus).
En los matorrales y pastizales, gracias a su gran diversidad de invertebrados, habitan reptiles como el lución (Anguis fragilis) y el lagarto verde (Lacerta bilineata), además del lagarto verdinegro (Lacerta schreiberi), especialmente valioso en la fauna cantábrica oriental. Entre los mamíferos destacan la musaraña de Millet (Sorex coronatus), el topo (Talpa europaea), la comadreja (Mustela nivalis) y la liebre europea (Lepus europaeus).
Las zonas húmedas son vitales para los anfibios, con especies como la rana común (Pelophylax perezi), la rana patilarga (Rana iberica), el tritón alpino (Ichthyosaura alpestris), el tritón palmeado (Lissotriton helveticus), la rana bermeja (Rana temporaria), la salamandra (Salamandra salamandra) y el sapo común (Bufo bufo). En estos entornos también habitan la culebra de collar (Natrix natrix) y la culebra viperina (Natrix maura), así como mamíferos como la rata de agua (Arvicola sapidus), el musgaño patiblanco (Neomys fodiens) y el musgaño de Cabrera (Neomys anomalus).
El paisaje vegetal de Urkiola está dominado por un extenso manto de vegetación, que solo se ve interrumpido por las escarpadas cumbres calizas que coronan sus sierras. En sus 3.200 hectáreas de bosques, más de la mitad corresponde a masas naturales de especies autóctonas como el haya (Fagus sylvatica), el roble común (Quercus robur), el roble albar (Quercus petraea), el abedul (Betula alba), el marojo (Quercus pyrenaica) y la encina (Quercus ilex). El resto lo conforman principalmente repoblaciones forestales de coníferas, tanto autóctonas como alóctonas, siendo los casos del pino laricio (Pinus nigra), el pino albar (Pinus sylvestris), el pino de Monterrey (Pinus radiata), el alerce japonés (Larix decidua) y el ciprés de Lawson (Chamaecyparis lawsoniana), que han sido cultivadas por el ser humano durante siglos con fines madereros.
Junto a los bosques, destacan los pastizales de montaña, y también comunidades singulares que prosperan en enclaves de roca desnuda, zonas húmedas, turberas y márgenes de arroyos. En estos ambientes se desarrollan especies vegetales especializadas, lo que contribuye a la extraordinaria biodiversidad botánica del parque, que reúne casi 700 especies documentadas.
Las hayas trasmochas (descabezadas a cierta altura para producir brotes laterales con los que conseguir leña o carbón y alimentar al ganado) de Saibi y Urkiolagirre son testimonio vivo del aprovechamiento humano del bosque, y recuerdan cómo el paisaje vegetal actual es fruto de la interacción entre naturaleza, historia y cultura a lo largo del tiempo.
Desde Proyecto LIBERA ofrecemos distintos recursos a Parques Nacionales y Naturales con el objetivo de sensibilizar sobre el problema que supone el abandono de basura en la naturaleza y la prevención del mismo, como es el caso de este parque.
Entre otras medidas, formamos a los empleados de centros de interpretación ambiental y les proporcionamos diferentes materiales con los que ayudar a concienciar al público. También aportamos información sobre el proyecto a los trabajadores de Espacios Naturales y colocamos señalización en los parques de cada región.